viernes, 8 de abril de 2011

La eficacia de un amor esencial...


Tuve la gracia de compartir con ella mis primeros años de hermana en Villa del Parque y verla…No recuerdo de Narcisa cosas que haya dicho….Pero quiero rescatar algunas imágenes que se quedaron en mi retina…

EL DÌA DE LLUVIA
Ella estaba en la puerta de la entrada de primaria recibiendo a los niños…. Cada día a la misma hora, miraba el reloj que sacaba debajo de su saco, como quien cuenta el número de niños que faltan llegar….
Los días de lluvia, ella tenía un gesto único, que muchas veces yo veía desde la ventana…
Con su paraguas… medio roto, se acercaba al auto que estacionaba en frente de la escuela y abría la puerta, como quien recibe un Príncipe…  acompañaba al niño desde el auto hasta la entrada de la escuela, protegiéndolo de la lluvia.
Qué increíble era ese momento... entendí la grandeza de los pequeños gestos hechos con tanta humildad que enaltecían a ambos… así es la Caridad.

LAS “CANCIONETAS”
Acompañaba en ese entonces los grupos de Remar, adolescentes de los últimos años de secundaria, que habían tenido a Narcisa como maestra de jardín de infantes
En los momentos de distensión, en la alfombra de la pastoral, ellas cantaban unas canciones en italiano como “Rosa, Rosella…” Y lo hacían con una memoria increíble en otro idioma…. Narcisa ya era bilingüe… en aquel tiempo.
Recordaban con felicidad esos momentos del jardín y yo entendí qué huella imborrable podemos dejar cuando educamos… así es la Caridad.

Narcisa, a quien puedo contemplar en mi memoria, tenía la claridad de quien elige qué hacer y cómo. La eficacia de un amor esencial. Había entendido el Misterio de la Encarnación y en cada niño, que eran para ella el centro, vivía y expresaba una exquisita Caridad.

Hna. Marta Porta

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