lunes, 11 de abril de 2011

“Narcisa está pasando por aquí"...

Somos los papás de Delfina Martínez, de sala azul (TM) Lorena y Ariel. Yo soy exalumna del Virgen Niña y viví todo mi primario y secundario en este adorado colegio.
No tuve la suerte y bendición de tener a la Hna Narcisa en el jardín porque ingresé en segundo grado, pero lo que sí recuerdo y lo tengo muy presente, es que Narcisa se “desvivía” por los chicos. Siempre en la puerta recibiendo a los chicos y despidiéndolos. Siempre cuidándonos y velando por ellos. Siempre en el patio sin descuidarlos.
Realmente, cuando hace unos días, mi hija cantó “Narcisa está pasando por aquí, y cuando pasa, todo se transforma, la alegría viene, la tristeza va”… no solo me emocioné hasta las lágrimas, sino que demuestra lo que fue NARCISA para mí.

Estamos felices de volver al colegio!!!
Lorena Torrents y Ariel Martínez

le tuve que preguntar a mi tía...

Soy Agustina Maggiore de salita azul (TT) y le tuve que preguntar a mi tía, Sabrina Maggiore, y me contó una anécdota: que los días de lluvia, la Hna Narcisa recibía a todos los chicos en la puerta de la primaria y saludaba a cada alumno con un beso.

Cuando nos hablaba, sentía que era un familiar más...

Los mejores recuerdos de amor, dulzura, generosidad son para Ella. Recuerdo su imagen chiquita, movediza, llena de vitalidad. Al principio sentí mucho temor en mi primer día de clase al verla, eran muchas las cosas nuevas que comenzaban con tan pocos años pero su ternura hizo que sea el colegio mi segunda casa y a quererla mucho pero sobre todo a respetarla. A mí mamá le decía …"Váyase… Váyase"….y me agarraba de la mano fuerte y me llevaba al jardín.
Cuando nos hablaba, sentía que era un familiar más, ya que conocía toda mi familia y la de cada alumna. Con el paso de los años y ya siendo ex alumna, fui queriéndola más, ya que a pesar de su edad seguía siendo la misma, irradiando paz, paciencia, inteligencia y sobre todo Amor con los niños.
Muchas Gracias mi querida hermanita Narciza., por todo lo que nos diste!!…
Silvia Bardelli
Tu alumna de jardín

“Marina, peinate”...

Mi hija Marina, se inició en la escuela, en pre-escolar junto a la hermana Narcisa, y a partir de ese día, durante toda su vida escolar, primaria y secundaria, la primera cara que veía y la primera sonrisa que la recibía, era la de ella y generalmente con la misma frase: “Marina, peinate”. Aún en los primeros años de la vida docente de mi hija, con muchos años sobre sus espaldas y a pesar de nuestros retos, seguía recibiendo a todos.
            Era “todo amor”, pero firme. Tanto alumnos como papás, marchaban a su ritmo.
            El primer día de clase, al ver que no todas las nenas tenían la corbatita del delantal, de acuerdo al uniforme, empezaba a retar a las mamis, pero al ver las caritas de las nenas, con las palabras más tiernas, subsanaba el inconveniente y se ganaba el corazón de todas.
             No escatimaba en abrazos ni besos, aún cuando se pequeña alumna tuviera cara y manos sucias de lo que fuera, tal como ocurrió con nuestra hija en una convivencia.
            Nosotros concurríamos a escuchar misa los sábados a las 19 hs. A la salida, siempre, la esperaba un grupo de personas que le pedían ropa y alimentos y hasta dinero. Ella siempre tenía respuestas y recursos para todos. Pero siempre, aun tratándolos como hijos, era firme. Cierto día, pudimos presenciar cuando un señor le pedía dinero para comprar leche para sus hijos. Ella se lo dio, pero esperándolo en la puerta de la capilla, lo obligó a mostrarle la leche comprada.
Muchas veces, la encontrábamos caminando por Cuenca, yendo a comprar “pelotas blanditas” para que los chicos pudieran jugar en el recreo sin lastimarse y sin lastimar a otros.
Nunca aceptó que la lleváramos en el auto, ella prefería caminar. Cierto día, le pregunté por qué no quería al perrito que le habían traído las hermanas a la comunidad. Ella contestó que el tiempo había que dedicarlo a los chicos y no a los animales. Pero luego me mostró su tesoro: un jardín con unas rosas increíbles!!!-que el perrito se dedicaba a destruir…
Cada momento con la hermana Narcisa fue un regalo. Junto a todo el cariño de quienes la conocieron, está nuestro profundo agradecimiento por todas las cosas lindas que plasmó en nuestra hija, que perduran y siguen dando frutos en sus propios alumnos.

Héctor y María Luisa Cilione