miércoles, 13 de abril de 2011

Toda luz, y todo ejemplo de humildad y perseverancia...

Recuerdo con nostalgia el cariño con que recibía a las niñas, sobre todo el 1er. día de clases, cuando muchas lloraban al separarse de las mamás en la puerta de esquina de marcos Sastre y Cuenca. Nuestras tres hijas, Graciela, Ana y Silvia, las “Pinito”, como amorosamente las nombraba y las nietas, Agustina y Julieta, recibieron sus enseñanzas, sus caramelos, sus mimos. Su figura pequeña, inquieta, a lo largo de tantos años, enjugando lágrimas o corrigiendo, acompañaban a la salida, nos reconocía de lejos, cuando después de muchos años, regresábamos a buscar alguna nieta, saludándonos siempre con afecto.
Y los actos, que con tanto amor preparaba: las nenas bailaban y cantaban re-bien, para alegría de ella, y nuestra. Cuando se terminó el “Ateneo” ¡Qué feliz estaba viendo a sus alumnas sobre ese escenario!!!
Llegó desde Italia trayendo conocimientos sobre las nuevas enseñanzas para las pequeñitas, jugando con ellas, cantando, rezando en la capilla con la Virgen Niña.
Toda luz, y todo ejemplo de humildad y perseverancia.
Siempre está en nuestro corazón.

María Teresa G. de Pino y Orlando Pino
(abuelos de Julieta Corbella)

Narcisa, cuando tu colegio cumplió 95 años, te recordamos así....