domingo, 10 de abril de 2011

Nombrarla y recordarla es sentir que el corazón se ensancha!!!

Conocí a Narcisa más de cerca durante mis años en el Centro Campanile. Y, en mi experiencia, puedo decir que hizo carne en su vida el resumen de los mandatos del Señor: “El primero… y el segundo….”.

Algunos hechos sueltos que hablan de algunas de sus características:

Era amada, especialmente por los chicos y los jóvenes. Las delicadezas con las que la cuidaban en el patio, en la calle, donde estuviera.
Era una presencia: recibiendo a los alumnos, acompañándolos, teniendo siempre una palabra para la familia que los acompañaba.
Tenía una extraordinaria memoria caritativa: nombrarle a una exalumna era, inmediatamente, recordar la ubicación exacta en el tiempo y en la problemática que ella o su familia podían haber tenido.
Era infatigable: no tenía horarios para la caridad y no dudaba de involucrarte si necesitaba tu ayuda.
Atenta a los gustos del otro: ella le consiguió a Stelamaria, la pecera con todos sus ingredientes que tanto quería y cuidar los peces era su oficio en nuestras ausencias.
Era ingeniosa: venía  vernos y nos vendía cuando podía: una cotorrita, una rifa, …. lo que fuera, siempre a cambio de $ 10,00 (en aquellos años era dinero) que luego convertía en caridad.
No era ingenua: cuando hablaba de las prostitutas, de las que sin embargo, se compadecía y tanto ayudaba con ropa y comida.

Nombrarla y recordarla es sentir que el corazón se ensancha y que tenemos una presencia junto al Señor que nos cuida.

Hna. Paula

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